Adultos

Ya no sois jóvenes. Ya no es sorpresa, es rutina. Su semen enfriándose sobre tu vientre. Y después la condena de otra mañana de domingo: Menesteres domésticos, comer con la familia y regresar, apagados, en el último autobús de la tarde. Olor a verduras hervidas, un tazón de pipas frente a la jornada deportiva. Te rindes después de tanto esfuerzo y saltas desde la ventana de tu cárcel, donde tan infelices habéis sido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario