Epicentro de radiación
Durante tres meses estuve trabajando en un proyecto común junto con una compañera de la oficina. Nos repartíamos las tareas, aunque ella era la portavoz del equipo y en consecuencia tenía también la labor de supervisión. Todos los días, una o dos veces, nos juntábamos delante de su ordenador o del mío para hacer un examen rápido de los avances. No podía ni calificarse de reunión, tan sólo de puesta en común. Como quiera que sea, cuando nos juntábamos en mi puesto de trabajo, le cedía mi silla para que se sentara y repasase en la pantalla mi trabajo mientras yo permanecía de pie junto a ella. Cuando terminaba y volvía a su sitio, yo me sentaba muy rápido de nuevo para experimentar el desorbitado aumento de temperatura que sus genitales habían transmitido a mi silla. Quiero hacer un llamamiento sobre la poca atención científica que ha recibido la capacidad de la vagina para calefactar: Ser mujer es ir todo el día con una tostadora entre las ingles.
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Ned Racine
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